martes, 13 de abril de 2010

Absinthe, historia


Como la mayoría de los destilados, el ajenjo, comenzó a utilizarse con fines medicinales. Lo menciona en un papiro egipcio por sus virtudes, hasta hipócrates y galeno lo recomendaron contra la ictericia y la malaria respectivamente.
absinthium significa en griego, carente de dulzor.
En francés, avaler l’absinthe expresa soportar algo doloroso.
En los tiempos modernos, todo se remonta al siglo XVIII cuando el médico francés Pierre Ordinaire se exilió en Suiza, donde se dedicó a sanar enfermos y a fabricar pócimas curativas como el “elixir de absinthe”, basado en una hierba conocida como ajenjo o artemisia. Al morir dejó la receta a su ama de llaves quien a su vez la delegó en dos jóvenes hermanas que la vendieron a un tal dubied, Suegro de Henri-louis pernod, quien concluyó fundando la famosa destilería Pernod Fils.

Los historiadores del ajenjo son muy pocos pero todos afirman que tanto la guerra franco-prusiana como la franco-argelina contribuyeron a la difusión de dicha bebida. Los combatientes siguieron bebiendo absinthe y los cafés de los boulevares de Parí¬s comenzaron a servirlo y hasta la burguesí¬a decidió probarlo. Se comenta que para 1910 se bebí¬an en Francia 36 millones de litros de absenta por año.
Mientras inglaterra celebraba su five o’clock tea, los franceses por su lado tenían al mismo horario l’heure de la fée verte. Para fines del siglo XIX existí¬an más de doscientos fabricantes de ajenjo. Los muchos afiches art nouveau dan cuenta de la competencia. por ejemplo Sarah Bernhardt, realizó publicidad para el Terminus. incluso un bodeguero, adelantado en marketing, lanzó su ajenjo Le Même
El rito que conlleva la absenta contribuyó bastante a su popularidad. Se sirve una medida y luego se coloca sobre el vaso una cuchara perforada con un terrón de azúcar encima, vertiéndose agua helada a través del “colador”. Actualmente se vierte gotas del licor sobre el terrón y se lo enciende.
Beberlo puro -como iara- o mezclarlo con vino y añadirle limón o pimienta. Toulouse-Lautrec inventó un ajenjo mezclado con cognac llamado al que llamó terremoto.
La bebida era estimada como afrodisí¬aco y fuente de inspiración. Entre sus consumidores estaban Edgar allan Poe, Jack London y Oscar Wilde, para quien un vaso de ajenjo era “poético como una puesta de sol”.
Charles Cros llegó a beber veinte vasos diarios, mientras desarrollaba el telégrafo y el primer fonógrafo. Paul Verlaine empezó a beber ajenjo en compañí¬a de Arthur Rimbaud.
Alfred Jarry -igual que vadinho- sólo lo consumía puro y se paseaba en bicicleta pintado de verde. Vincent van Gogh fue iniciado al parecer por Paul Gauguin; cuando su muerte, en 1890 y atribuida al absinthe, ya se habí¬a ganado la palabra absintheur y se discutí¬a sobre la venta libre.
Existe mucha mitologí¬a acerca de la prohibición del absenthe, pero la verdad es que su consumo fue tan espectacular que hizo temblar a la industria vitivinícola, especialmente luego que una plaga elevó los costos y precios finales de los vinos franceses.
Como siempre pasó con todas las cosas, los rumores de prohibición no hicieron más que acrecentar el atractivo de la absenta, de hada verde pasó a ser el demonio verde.
El bebedor de absenta, -1859- de Edouard Manet, la Bebedora de absenta -1901- de Picasso. generaron la incorporación masiva de las mujeres a las filas del ajenjo. Nada irritó más a los prohibicionistas -los hipócritas de siempre.
“ El prohibicionista es alguien sin carácter moral, ya que no concibe a un hombre capaz de resistir las tentaciones.”
Aleister Crowley
Las excentricidades de los artistas absintheurs sumadas a un hecho policial, cuando un granjero de la época fue acusado de asesinar a su esposa e hijo fueron determinantes. luego de la prohibición en suiza, paí¬s originario, se dio a conocer que en realidad el granjero bebí¬a cinco litros de vino y dos vasos de ajenjo, sin embargo la prensa destacó solamente la ingesta de ajenjo.
Otra fuente asegura que el eclipse del absinthe comenzó en 1901, cuando un rayo cayó en la fábrica Pernod -y la cual ardió por cinco dí¬as, aunque la cruzada habí¬a comenzado antes con los primeros films Pathé y con los dramas antialcohólicos en algunos teatros desde 1880.
En año 1900 la Academia de Medicina de Francia condenó las bebidas con esencias vegetales, absenta incluida -¿coincidirá con la fecha en que los fratelli se instalaron en córdoba?-. Absintismo y alcoholismo fueron confundidos adrede. Cuando se inició la guerra del 14 sus detractores dieron con el argumento que faltaba: el absinthe debilitaba a las tropas, erosionando la defensa nacional, era antipatriótico.
Para el año 1920 en Francia, fue establecida 30 grados como la máxima graduación. Dos años más tarde, se autorizaron aperitivos de hasta 40 grados. Un tiempo después se extendió la tolerancia a 45 grados, fue cuando Ricard lanzó su pastí¬s marsellés. Ninguno gozó de la fama del Pernod aunque su parentesco con el absinthe es exclusivamente sentimental.
Posteriormente con el levantamiento de la Cortina de Hierro y con el regreso de la industria del Absinth a manos privadas renace el interés por restituir a esta bebida como la más exclusiva y mágica que existe en el planeta. Es entonces cuando se empiezan a llevar a cabo los trámites para el levantamiento de la prohibición y a través de varias pruebas de laboratorio y análisis químicos se demuestra fehacientemente que si bien es cierto que el efecto estimulante es muy distinto a tomar alcohol no por ello era particularmente dañino para la salud y resultaba igual que el ingerir cualquier otra bebida de contenido alcohólico. El levantamiento de la prohibición comenzó en Europa aproximadamente hace 4 años estando al día de hoy liberado en todo el antiguo continente y es así como hoy podemos nuevamente disfrutar de este excepcional elixir.

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