
Capitulo 2 . La busqueda
Al hallar el primer vestigio de un pequeño fruto seco, todos los recolectores clavamos la vista en la hierba, mientras la movíamos con los pies, cada quien se dispersaba pintando su trayecto, a pesar que la luz del día se ocultaba tras sus cortinas de algodón, el viento se mostraba un tanto sofocante, esa era la exclamación de todos abanicando su cara con la mano o tomando sus playeras de los bordes y en un sacudimiento rápido creaban una breve corriente de aire, aminorando quizás unas milésimas su temperatura corporal.
Mientras nada distraía su afanada labor, que esta vez se mostró un tanto mas difícil, ya que esta vez la cosecha parecía ocultarse de nosotros, apagando su brillo sedoso, fusionándose con la espesa vegetación, muestra de ello es que varios de los que íbamos no encontramos nada al final, todos los demás cosecharon frutos de los tres tamaños estandarizados, resultando los mejores recolectores como siempre, los dos amigos de Erick, que son los que se llevaron los frutos mas exquisitos y de mayor proporción, por disponer de sensores que los llevaron aun feliz encuentro, el tiempo de búsqueda parecía prolongarse tres tercios mas que la vez pasada, pues cada vez son mas ,los que se lanzan en busca de los champis que se extinguen, y las masas que tras ellos como en un video juego pasan de nivel al encontrar su honguito dorado, que les da el paso al punto anhelado.
Al encontrarse alguno se exclama con gran alegría, deteniendo todos su búsqueda, para acudir ha admirar los últimos instantes de su vida frutal, captando su estancia natural en una imagen congelada, en un parpadear, grava la luz en su cajita automática, que ahora al instante se tiene el conocimiento de lo captado, si gusta se almacena, sino de nuevo abre su diafragma y vuelve ha tomar una nueva exposición, al termino de varias obturaciones, es arrancado de su espacio terreo que le dio el alimento, la riqueza de sus sales minerales después de fecundarlo y cuidarlo una, o dos semanas quizás tres, sino fue encontrado antes.
Es elevado a la altura del pecho, en un momento es examinado para luego inhalar su aroma, el tercer paso es depositarlo con los demás en una bolsa, o cualquier objeto que sirva como contenedor, en este caso fue la cachucha del Tona la que sirvió de almacén temporal.
Al hallar el primer vestigio de un pequeño fruto seco, todos los recolectores clavamos la vista en la hierba, mientras la movíamos con los pies, cada quien se dispersaba pintando su trayecto, a pesar que la luz del día se ocultaba tras sus cortinas de algodón, el viento se mostraba un tanto sofocante, esa era la exclamación de todos abanicando su cara con la mano o tomando sus playeras de los bordes y en un sacudimiento rápido creaban una breve corriente de aire, aminorando quizás unas milésimas su temperatura corporal.
Mientras nada distraía su afanada labor, que esta vez se mostró un tanto mas difícil, ya que esta vez la cosecha parecía ocultarse de nosotros, apagando su brillo sedoso, fusionándose con la espesa vegetación, muestra de ello es que varios de los que íbamos no encontramos nada al final, todos los demás cosecharon frutos de los tres tamaños estandarizados, resultando los mejores recolectores como siempre, los dos amigos de Erick, que son los que se llevaron los frutos mas exquisitos y de mayor proporción, por disponer de sensores que los llevaron aun feliz encuentro, el tiempo de búsqueda parecía prolongarse tres tercios mas que la vez pasada, pues cada vez son mas ,los que se lanzan en busca de los champis que se extinguen, y las masas que tras ellos como en un video juego pasan de nivel al encontrar su honguito dorado, que les da el paso al punto anhelado.
Al encontrarse alguno se exclama con gran alegría, deteniendo todos su búsqueda, para acudir ha admirar los últimos instantes de su vida frutal, captando su estancia natural en una imagen congelada, en un parpadear, grava la luz en su cajita automática, que ahora al instante se tiene el conocimiento de lo captado, si gusta se almacena, sino de nuevo abre su diafragma y vuelve ha tomar una nueva exposición, al termino de varias obturaciones, es arrancado de su espacio terreo que le dio el alimento, la riqueza de sus sales minerales después de fecundarlo y cuidarlo una, o dos semanas quizás tres, sino fue encontrado antes.
Es elevado a la altura del pecho, en un momento es examinado para luego inhalar su aroma, el tercer paso es depositarlo con los demás en una bolsa, o cualquier objeto que sirva como contenedor, en este caso fue la cachucha del Tona la que sirvió de almacén temporal.
autora: VISIONARIASURREAL (rosazul8@hotmail.com)
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