La espera
Al punto de tener una cosecha basta, fuimos a posar en tierra, bajo la sombra casi nula, de un árbol enmarañado que dejaba filtrar una gran cantidad de luz solar, nos distribuimos en un semi –circulo dejando el centro sobre una sudadera, los manjares que recibiríamos en alimento ese día, sin acomodo alguno, fueron de nuevo el centro de captura fotográfica.
Algunos segundos después, de que alguien tomara el primer champi y comenzara ha devorarle, sin moverme de mi postura yogica, haciendo uso de las manos me deslice con ellas un tanto al frente hasta quedar en una inclinación a 45 grados aproximadamente, haciendo una circunferencia invisible con la mano derecha, encima del banquete me decidía cual tomar, uno pequeño o uno mediano, ya que uno de mayor tamaño creí sería injusto para el que lo había encontrado, decidida tome uno mediano, regresando a mi postura vertical, lo admire por última vez hurgando su reverso asegurándome que no tuviera inquilinos, tras una mordida desaparecía 1/4 de su masa herbal suave, hasta quedar reducido a pequeñas partículas, haciendo su recorrido por la tráquea, dirigiéndose a su destino digestivo, al terminar toda su parte superior continúe con su tallo que hasta hace poco lo erguía soberano.
Unos minutos después volví ha repetir la misma operación, y así sucesivamente hasta completar la cantidad de 6, que esta vez fueron consumidos rápidamente, ya sin el cuidado de que podría acontecer algo catastrófico, pues lo que anhelaba desde la vez pasada era volver ha despertar de la realidad física, por ello quizás se ha de ver prolongado el tiempo de espera, ya que, lo que más se anhela aparentemente parece retardarse.
En esta ocasión mi amiga Gaby y una de las amigas del Namo no se alimentaron, en ayunas serián espectadoras de la separación físico-mental de todos los exploradores.
Al punto de terminar mi platillo comencé ha voltear hacia los cuatro puntos cardinales, esperando ver el primer indicio, que me señalara la bienvenida de una naturaleza activa, moviendo sus miembros de sabia verde vida, pero no fue así, permanecían tan estáticos como vegetación artificial fabricada en polietileno, colores vibrantes, pero sin existencia propia, así como en el diario andar la sociedad les ve, objeto común sin esencia o como ornato cotidiano que ya no es admirado.
Escuchaba las conversaciones que en torno se generaban entre dos o tres participes, y todos al igual se preguntaban a que hora comenzarían las alucinaciones, algunos se preparaban postrados sobre lecho natural, hacia la bóveda oxigenada, sacando sus artefactos tecnológicos, con sus notas musicales almacenadas, pero el viaje se retardaba,
quizás faltaba un kilometro un metro o diez centímetros, para que arribara a nuestras conciencias, comenzándome ha cuestionar, ¿Por qué todo seguía igual? Si el alimento había sido basto, duplicada su porción, será que lo recolectado ya había perdido su propiedad teletransportiva , tras caducar su vida activa.
Al no ver partícula alguna que alterara mi sistema, saque al igual mi aparato musical y le di play, en una canción que motivara la llegada astral, que mejor que reggae de cultura profética “ meditación lunar ”…. concentrándome en nada mas que en la fluidez de las fusas que me invadían, con sus compases tropicales que generaban armonía interior.
Para ese momento habíamos decidido ir en busca de un ramaje que ocultará el furor de nuestra fuente enérgica que amenazaba con deshidratarnos, Gaby y yo fuimos ha posarnos paralelamente al cielo abierto tras un millar de verdes hojas que nos resguardaban en su sombra, subí el volumen de mis notas y cerrando los ojos espere mi traslado, estaba lista para iniciar una especie de bilocación.
autora: VISIONARIASURREAL (rosazul8@hotmail.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario